¡He cumplido uno de mis sueños! Como amante de la literatura siempre quise tener la oportunidad de expresar mi opinión sobre una obra clásica, pero mi decepcionante trayectoria académica me cerraba puertas cada vez que lo intentaba. Miro atrás y recuerdo cómo me ilusionaba escribir en la revista del colegio, pero nunca me quisieron dar la oportunidad de hacerlo; miro al presente y, satisfecho, veo mi nombre en las páginas del periódico más grande de China. El futuro ya se verá, ¡cada vez que redactas es empezar de nuevo!, mas me siento bendecido con la recepción de mi último artículo en el gigante asiático. Me escogieron para reflexionar sobre la obra capital de sus letras: lo he hecho lo mejor que he sabido, Sun Wukong y Don Quijote se miran en las aguas de un río.
SUN WUKONG Y DON QUIJOTE SE MIRAN EN LAS AGUAS DE UN RÍO
Por Jorge I. Aguadero Casado (27/abril/2018)
La popularidad de Viaje al Oeste es incuestionable: la gran novela china ha arraigado en el imaginario occidental con gran éxito. La figura del Rey Mono se ha hecho icónica y, aunque muchos lectores tengan dificultades para ubicarla en un período literario concreto, a nadie le resulta indiferente.
En Europa amamos los personajes que encarnan la esencia del héroe que parece abocado al fracaso, aunque estén dotados de gran talento. Piénsese en Aquileo, nuestro héroe canónico, quien protagoniza la Ilíada, de Homero. Nos tranquiliza saber que morirá joven, que su estrella se apagará pronto por mucho que sea un elegido por los inmortales. Representa, con absoluta eficacia, el ideal arcaico en el que el hombre es un juguete de los dioses. De hecho, si hubiese que sintetizar la literatura occidental, podríamos hablar del “justo castigo del héroe”. Son ilustrativos los últimos versos del coro en el Edipo Rey de Sófocles, cuando explicita que el único instante de felicidad que tendremos será al morir, pues dejaremos de estar sometidos a las calamidades que arrojan sobre nosotros los caprichosos moradores del Olimpo. Este sentido fatalista de la existencia recorre las venas de la vieja Europa, se expresa en nuestro deliberado afán de cometer errores y luego expiarlos. Les recomiendo, si desean familiarizarse con nuestra cultura, la lectura de las tragedias griegas. Especialmente, las hermosas obras de Eurípides.
Los personajes de Viaje al Oeste son cercanos a nuestro corazón porque representan las virtudes y carencias que nos definen. Son humanos, más allá de la forma que presenten. En concreto, Sun Wukong simboliza la voluntad de libertad y, al mismo tiempo, sus problemas con la ley ejemplifican la necesidad de mantener un orden social que garantice la convivencia. Se trata de la misma paradoja que inspiró el desarrollo de la Filosofía occidental, pues los primeros pensadores físicos de Grecia vinculaban el cambio en la materia al propio encaje de la persona en la ciudad-estado. El griego pretendía encontrar una teoría que unificase todo lo existente, dar sentido al entorno caótico en el que se encontraba. Este pensamiento primitivo dio origen a la elaborada filosofía griega: algo de carácter universal impulsaba a la materia a comportarse como lo hacía. Sin embargo, un problema ventral atenazaba a los filósofos: puesto que era obvia la existencia del movimiento, ¿qué sentido tenía el cambio? ¿En qué momento las cosas dejaban de ser para presentarse bajo una nueva forma? Por un instante, ¿habían dejado de existir? Entonces, ¿de qué lugar tenebroso regresaban tras el cambio? Las personas, ¿eran ajenas a esa circunstancia o formaban parte de ello?
Este problema fue tratado con insistencia por los filósofos. Desde mi punto de vista, el zenit de la madurez en la respuesta vino de la mano de Protágoras, quien puso al ser humano en el centro del debate con la famosa sentencia “(…) el hombre es la medida de todas las cosas. Tanto de las que son, en tanto que son, como de las que no son, en tanto que no son”. Su discurso, malinterpretado en época medieval, nada tenía que ver con la creencia en los dioses: trata del encaje de los distintos miembros en la sociedad. Consiguió, a partir del estudio de la física, dar cuerpo a la teoría que unifica todo lo existente. Protágoras, quien llevó a cabo el encargo de dotar a Atenas de un sistema completo de educación pública, lograba así el encaje de toda la población bajo un Estado fuerte. Dicho Estado debía ser reflejo de quienes lo componían para así dar satisfacción a sus necesidades individuales; las personas tenían el deber de formarse intelectualmente y en valores para defender el Estado ante el egoísmo y los enemigos exteriores. Fue una forma elegante de explicar el movimiento: dar cabida al cambio en el individuo para mejorarlo sin que pierda su esencia. De modo análogo, Sun Wukong, en su periplo desde que comienza Viaje al Oeste hasta el capítulo 100, responde a esta cuestión tras alcanzar la iluminación. Al principio es un ser egoísta que solo piensa en la inmortalidad, lo que imposibilita su vida en sociedad; finalmente, al hacerse más amplia su concepción de las cosas, se convierte en un miembro útil capaz de seguir las normas que mantienen el orden divino.
Apreciados lectores, sus antepasados encontraron otras formas de abordar esta cuestión, entre las que me parece especialmente bella la analogía con el sheng. Nos transmitieron la enseñanza de que este instrumento musical chino simboliza la unidad de la familia como anclaje de la sociedad, pues de forma utópica es portador de decencia y de harmonía, tanto con la propia naturaleza como con los vecinos. Sus más de tres mil años como vehículo de composiciones tradicionales nos permiten visualizar la evolución de la poesía china, cumpliendo la función de cohesionar otros instrumentos que, debido a sus tonos únicos, parecen difíciles de concordar. Pero el sheng, con su variedad tonal, de manera espejada a los cuatro tonos de su interesante idioma con respecto a las palabras, acota el espacio de los demás instrumentos para elevar la composición a la categoría de lo sublime.
Así, los imperfectos héroes de Viaje al Oeste tienen su sheng: se enfrentan a la adversidad en equipo y aprenden a mirar con los ojos de sus compañeros. ¡Eso es lo que les hará merecedores de recibir las escrituras del Buda viviente en la Montaña de los Buitres! ¡Es un espejo de los pueblos que forman China, dejando de lado sus intereses particulares y sus diferencias para conformar una poderosa nación! Y el más carismático de estos personajes, Sun Wukong, puede, como les anticipé, superar su carácter disruptivo y reconciliarse con todo lo existente. Esta comunión entre los personajes crea un lugar singular en la historia de la humanidad, una línea fronteriza en la que nuestras culturas pueden entenderse. Es, de forma poética, la síntesis de lo mejor de dos mundos. Por parte china nos enriquecen integrando confucionismo, taoísmo y budismo; los occidentales, en contrapartida, les ofrecemos los pensadores de la antigua Grecia. Como resultado, el acercamiento a la iluminación, desde ambas perspectivas tan polarizadas, converge como un puzle en el que todas las piezas encajan. Su preciosa cultura nos es muy querida porque, en definitiva, todos buscamos ser mejores personas.
La fuerza poética de Viaje al Oeste enmarca el camino de los héroes en su búsqueda de la iluminación, donde la geografía fantástica teje una red de sueños que atrapa al lector. Esto refuerza el efecto pedagógico del libro, transformándonos en personas más completas al viajar con los personajes en su aventura. Porque la cronología de Viaje al Oeste va en paralelo con nuestra lectura: despacio, adentrándonos en las complejidades de la psique de los personajes, perfeccionando nuestras carencias a medida que estos avanzan. Porque he aquí uno de los puntos fuertes de la obra: nuestro sentir con respecto a los héroes va en línea con la satisfacción de ver cómo nuestros amigos encauzan sus vidas, cómo nuestros padres transitan por la vejez siendo las mismas buenas personas que conocimos en nuestra infancia.
A tal fin, su autor supo tejer los hilos del más delicado arte para construir Viaje al Oeste. Hay diversas opiniones en cuanto a la autoría del texto, pero la más fundamentada parece ser la que indica el nombre del funcionario Wu Cheng´en. Escribir una novela de fantasía, basada en hechos reales, en la dinastía Ming, era algo contrario al prestigio personal, pues se consideraba un género destinado a las capas más bajas de la sociedad. Sin embargo, rompió esas barreras. El entramado de prosa y poesía es delicado como el agua del rocío en las flores al amanecer; la épica nos habla de esfuerzo y del honor frente al infortunio; la sátira humaniza a los héroes para que sus virtudes sean creíbles cuando corren el riesgo de hacerse distantes; la filosofía convierte este libro en uno de los bellos y firmes pilares sobre los que se sostiene la cultura universal.
Las armas de los héroes gozan de un importante protagonismo en Viaje al Oeste, como no podía ser de otro modo. ¡Forman parte constitutiva de ellos! Más alta es su perfección en el Tao, más poderosas serán sus armas mágicas, ya que son prolongación de su “ching”. Por ello, las detalladas enumeraciones en la descripción del arma que blanden cada héroe o su enemigo no son casuales, forman parte de una narrativa perfectamente alineada con el ideario bajo el que la obra es escrita. Enamora pensar cómo el escritor fue capaz de adecuar la técnica narrativa al discurrir de la obra: el oficio de poeta es, si me permiten la nueva analogía, otro sheng que encauza las aguas risueñas de la imaginación.
Desde mi punto de vista, la monumental obra china está hermanada con el clásico español Don Quijote de la Mancha, confluyendo en ambas obras tres elementos de tipo estructural. Los dos textos comparten también género (novela) y fecha de composición (están separadas en su escritura por un pequeño arco de diez años), además de ser las piezas más destacadas de sus literaturas. Pero lo que más me fascina es que, si las examinamos verticalmente, sus líneas maestras son similares.
En primer lugar tenemos, como elemento identificador de ambas epopeyas, el “viaje del héroe”. Este tema narrativo se estructura de la siguiente manera: primero el héroe abandona su mundo ordinario para lanzarse a la aventura, luego se impone a enemigos formidables y, como desenlace, el héroe regresa con la capacidad de ayudar a los demás. En el clásico chino los personajes evolucionan a medida que ven mundo, obsequiando al lector con pasajes conmovedores como aquel en el que el Rey Mono, agraviado y afligido porque su maestro no puede soportar que mate al demonio de los huesos blancos, se despide del monje Tang manifestando un hondo respeto por su mentor; en Don Quijote, la evolución de los protagonistas viene en primera instancia de la mano de innumerables alucinaciones y, después, por la falta de empatía de los demás ante su aparente majadería.
La modificación del bosquejo original de los personajes de estas novelas monumentales es un proceso delicado y de muy compleja ejecución para sus escritores, pues la trama aparenta ser muy lineal a simple vista y, sin embargo, vamos descubriendo para nuestro asombro cómo tiende a eludir los caminos directos en su evolución. Esta forma de escribir es una siembra moderna de brotes verdes en un sustrato arcaico. A tal fin, la estructura de las aventuras en el texto se repite con ligeros matices que podrían pasarnos desapercibidos si leemos con cierta ligereza, pero que modifican con guante de seda el modo en que nuestros queridos personajes se relacionan con el universo. Solo de esta manera podrán pasar por las fases de duda, castigo y conocimiento que hacen de ellos mucho más que nombres en papel.
Un segundo eje que Viaje al Oeste y Don Quijote tienen en común es el sentido del humor que impregna sus páginas. Si fuésemos lectores poco atentos podría parecernos algo extraño, pues con frecuencia se dice que las obras capitales del arte son exclusivamente solemnes. Pero, ¿acaso no es el humor una característica propia de la inteligencia? Leyendo entre líneas encontramos sutilezas que nos hacen esbozar una sonrisa, precisamente el tipo de recurso literario que nos ayuda a asimilar el porqué de ciertas acciones de los héroes. De otro modo, quedarían deshumanizados. Otras veces, llevando la mordacidad satírica al terreno del humor grueso, nos reímos a carcajadas. Transitamos por las emociones, principalmente de la mano de Sun Wukong y de Quijote, viendo nuestro mundo cambiar porque lo miramos con ojos nuevos.
El tercer elemento que encuentro fascinante es la concatenación de elementos fantásticos y su presentación tanto en Viaje al Oeste como en Don Quijote. ¡Qué parecida es su esencia y, sin embargo, qué diferente es la forma de abordarlos en ambas obras! La cuestión estilística, a mi modo de ver, es que a Viaje al Oeste le vienen muy bien los paisajes frondosos, complejos, detallados y enumerados de los que nos hace partícipes, pues ligan la redacción con sus aspectos metaliterarios. En cambio, Don Quijote precisa de las amplias llanuras bajo un sol abrasador como elemento identitario que sitúe al caballero en medio de la nada. Les propongo, amables lectores chinos, que tomen con una mano Viaje al Oeste y, con la otra, Don Quijote de la Mancha. ¿No les parece que estas dos joyas de la literatura funcionan como bisagras entre nuestras culturas?
当孙悟空遇上堂吉诃德会发生什么
乔尔豪.阿古德罗(JORGE I. AGUADERO CASADO)
《西游记》的普及是不容置疑的:这部伟大的中国小说已经成功地扎根于西方人的心中。孙悟空的人物形象已成为标志性的,尽管很多西方读者很难将其定位于某一特定的文学时期,但无人不知他。
欧洲人喜爱表现英雄本质的人物:尽管他们拥有非凡的天赋,但看起来不会成功。想想荷马《伊利亚特》中的主角阿克琉斯 ,我们的传统英雄。我们很清楚地知道他会在年轻时就死去,他的星光很早就会熄灭,尽管他是众神选中的英雄。这点绝对代表了人类是神的玩具的古老的观点。事实上,西方文学总是谈论“对英雄的公正惩罚”。例证是索福克勒斯的俄狄浦斯王合唱的诗句:唯一的幸福时刻是我们将死去的那一刻,因为我们将摆脱奥林匹斯山的任性的神安排在我们身上的灾难。这种宿命论贯穿了古老的欧洲文化,表现在我们蓄意犯错并为之赎罪。如果你想熟悉欧洲的文化,就阅读希腊悲剧,特别是欧里庇得斯的作品。
《西游记》的人物贴近读者的心,因为他们代表着人类的美德和弱点,在他们不同的外表之下都是人类。具体而言,孙悟空象征着自由的意愿,同时他在社会法则方面的问题体现了保障共存的社会秩序存在的必要性。西方哲学的发展有着同样的悖论,希腊的首批唯物论思想家将物质的变化与城邦群体共存的原则联系起来。古希腊人试图找到一种统一所有存在的理论,给他们所处的混乱环境赋予意义。然而,核心问题困扰着哲学家:运动的存在是显而易见的,变化的意义是什么?何时事物不再以一种新形式表现出来?有一段时间事物是否不复存在?变化后事物返回什么黑暗的地方?人类对此现象一无所知还是人类就是这种现象的一部分?
哲学家们坚持探索这些问题,我个人认为,成熟的想法来自普罗塔哥拉,他的名句“人是万物的尺度。是存在着存在的尺度,也是不存在着不存在的尺度。” 他的理论在中世纪被误读,其实他的理论和神的信仰无关,而是有关社会的不同成员如何和谐共存的问题。普罗塔哥拉认为国家应该让人民乐居,人民有义务为国家的发展和安全出力。类似地,孙悟空在《西游记》的取经旅程中,在悟道后解决了这个问题。最初他只是个一心想成佛的自私者,这使他无法适应社会生活;最后,随着他思想的转变,成为一个守法维护社会秩序的有用成员。亲爱的读者们,你们的祖先用其他方式思考这个问题,我认为特别美妙的方式体现在乐器“笙”的和声。你们祖先发明的乐器“笙”有着理想的结构,每个部分自成一体却又相互关联,吹、吸皆可发声,演奏的和声更是美妙,就如同一个由各个家庭组成的理想社会,各有其职,各司其职,社会和个体同步发展。
因此,《西游记》中不完美的英雄有其“笙”:他们组成团队,面对困境,学会用同伴的眼睛去看世界。正是这样,他们最后从灵山的佛祖那里取到了真经!这如同中国不同的民族各司其职、团结一致强盛中国的一面镜子!而他们中最具魅力的孙悟空,如我前面所讲,改掉其破坏性格,并融入世界。书中的角色们学会用他人的眼睛去看世界是非常重要的一点,这点 是理解东西双方文化的钥匙。它以诗意的方式综合了两个世界中最好的部分。中国方面融合儒家、道教和佛教来丰富西方;西方人则提供古希腊的思想作为回报。结果是,两个不同视角的两种文化就像拼图上的不同小片互相嵌合,组成一幅美丽的拼图。亲爱的中国读者,我们很爱你们的文化,因为我们彼此都希望成为更好的人。
《西游记》的诗性力量勾画出英雄们寻找光明的道路,这条路上梦幻般的地理编织了一个吸引读者的网。在与书中角色一起冒险时我们也共同成长,这加强了本书的教育意义。因为《西游记》的年表与我们的阅读并行:慢慢进入角色的复杂心灵,随着他们的成长完善我们的缺点。这是这部著作的一个特点:我们对英雄的感觉就像看着我们的朋友怎样成长,我们的父母-从我们童年时就伴随我们的好人怎样步入老年。
为此,作者知道撰写最精美的艺术情节来打造《西游记》。关于本书的作者有不同的说法,不过最有根据的是吴承恩。在明朝基于真实事件写幻想小说有损个人声望,且写小说被认为是社会下层的职业。但是,吴承恩打破了这些障碍。书中散文和诗歌的框架如同花朵上的晨露般赏心悦目,史诗般的故事讲述了面对困境的努力和荣誉,幽默使英雄们人性化,使他们表现出的美德变得可信;而哲学将这本书变成世界文化中的一个美丽而坚实的支柱。
英雄们的武器在《西游记》中扮演着重要的角色,它们和英雄们密不可分,已是英雄们的组成部分!英雄的道法越高,他的魔法武器就越强大。因此,关于每位英雄或者他的敌人挥舞的武器的详细描述并不是随意的,它们是故事的一部分,完美地体现了当时作者的意图。我爱思考作家怎么在作品中选择合适的叙述技巧来讲述故事:如果允许我用新的比喻,作家的工作就像引导想象的水流欢快地顺着渠道流淌的一台“笙”。
我认为,这部中国巨作和西班牙的《堂吉诃德》相似,创作于同一时期,都是两国文学史上最杰出的小说。但最让我着迷的是,如果我们纵向研究它们,其主线是相似的。
首先我们将“英雄之旅”作为两部巨作的识别码。这种叙事主题的结构如下:首先英雄离开他平凡的世界开始冒险,然后遇上强大的敌人,最后英雄带着帮助别人的能力回来。《西游记》中,主人公们在看世界的过程中不断成长,读者欣赏到动人的章节。例如猴王三次杀了白骨精变化的人,他师父唐僧误会他屡次杀人而生气,难过的猴王怀着深深的敬意离开唐僧的片段;在《堂吉诃德》中,主人公的成长首先源于其无数的幻觉,然后没人理解他看似愚蠢的言行并嘲笑他,他踏上孤独的成长之路。
根据收集的资料创作这些巨作对作家来说是个精细又复杂的活,虽然情节看似一目了然,但令我们惊奇的是,故事的发展是曲折的。这是种现代的写作方式,相似的结构不同的内容,但我们的主人公就是通过这些不同的探险成长,也正是这些不同的探险描述使主人公对读者而言栩栩如生,不再只是纸上的名字。
《西游记》和《堂吉诃德》第二个共同点是贯穿全书的幽默。没留意的读者可能会觉得很奇怪,因为人们经常说艺术最重要的是庄严。但幽默不是聪慧的一个特征吗?细心的读者可发现书中让人微笑的幽默,这种文学手法帮助我们理解英雄的某些行为,否则他们会被非人化。有时,书中的辛辣讽刺让我们哈哈大笑。就这样,我们跟随孙悟空和堂吉诃德的探险,用新的眼光看待我们世界的变化。
我觉得有趣的第三点是《西游记》和《堂吉诃德》中神奇元素的连接和介绍。它的本质那么相似但两部作品介绍的方式是如此不同!在我看来,《西游记》的写作风格很好地展现了奇幻、多样、细节清晰的场景,使我们身临其境,我们可从中了解中国的文化、中国人的生活。相反地,《堂吉诃德》中的场景是在烈日炎炎的广阔平原上,一位孤独的骑士。我建议亲爱的中国读者,一手拿《西游记》,另一手拿《堂吉诃德》,你不认为这两个文学珍宝是将我们文化连接起来的枢纽吗?
翻译:刘梅