Este artículo fue una petición del editor de política internacional del Global Times (China), sr. Wu, que recibí el 25 de febrero poco después de la medianoche española. El 26 de febrero, a las 15:30 h., nuestros medios de comunicación dieron la alerta, como noticia de última hora, del primer caso de coronavirus en mi ciudad. Si en Pekín lo sabían medio día antes, es porque la noticia había viajado de cancillería en cancillería. ¿Por qué el Gobierno de España no nos avisó nada más saberlo? ¿Y la Generalitat de Catalunya? ¿Y el Ayuntamiento de Barcelona?
EUROPA Y CHINA DEBEN UNIRSE ESTRECHAMENTE CONTRA EL CORONAVIRUS
Por Jorge I. Aguadero Casado (04/marzo/2020)
Con el rápido aumento de la propagación del COVID-19 en Italia, el sistema de libre acceso y circulación dentro de Europa está en entredicho. La biología no entiende de moral, por lo que mantener las fronteras permeables, incluso a nuestra movilidad interna, supone un peligro. Que dicho riesgo sea o no asumible es algo que compete a los virólogos, pero las decisiones finales las tomarán nuestros políticos y, teniendo presente la gestión que se está haciendo en Occidente desde que conocimos la existencia de la enfermedad, me preocupa mucho que aquí podamos controlarla.
Controlar la propagación del COVID-19 es una prueba de fuego.
Esta sensación se basa en que, mientras China reaccionaba poniendo todos sus recursos a disposición de la lucha contra el COVID-19, el mensaje que se transmitía en Europa era que el coronavirus no es una amenaza real, que la gripe común mata a más personas cada año y que no hacía falta tomar medidas extraordinarias.
Ahora bien, ¿a nadie se le ocurrió pensar que el gobierno chino no iba a sacrificar su desarrollo económico temporal por capricho? No obstante, muchos europeos (y les hablo de personas cultas y adultas) estaban convencidos de que todo era una maniobra para vender mascarillas o para hacer negocio con la vacuna cuando esta se desarrollase.
Teniendo esto presente, veo mucho peligro para Europa, en prevención y control de epidemias, porque ha vivido estas semanas de espaldas a la realidad, esperando que, por arte de magia, el coronavirus no cruzase nuestras fronteras. Como un niño que, a sabiendas de que va a suspender un examen, ese día decide no ir a la escuela. Porque no es solo controlar las fronteras, también es hacer un seguimiento de los movimientos precedentes de muchas personas a sabiendas de que el COVID-19 puede ser incubado largo tiempo sin dar muestras de síntomas.
La situación presente en Italia debe hacernos replantear el control de las fronteras. Eso sí, debe hacerse como un esfuerzo coordinado entre las naciones, no como actuaciones puntuales para parchear el problema. Europa se halla frente a una prueba de fuego que va a dar la medida de nuestra capacidad para ser resolutivos en las crisis. Esto, justo cuando hemos sido golpeados por el Brexit y nos miramos los unos a los otros con cierto recelo.
¿Dónde está el problema?
Esta cuestión crítica admite dos lecturas: la optimista y la pesimista. Deseo quedarme con la esperanza de que los europeos estaremos a la altura que se nos exige y que superaremos este difícil trance, pues nos fortalecería en nuestra hora más aciaga. Ahora bien, ¿creen ustedes que estamos preparados? Yo, no.
Esta no es una crítica hacia nuestros sistemas sanitarios que, entendidos como un todo, aglutinando desde Portugal hasta Rumanía, se trata de uno de los pilares de nuestra sociedad. Nuestro personal sanitario es excelente, los fármacos han experimentado sustanciales mejoras en el último siglo y las instalaciones médicas son de primer orden. ¿Cuál es, pues, la brecha de falla?
Es, en mi opinión, una cuestión de carácter y de concepto. Sentimos inclinación por las libertades personales, pero esto choca con la necesidad de contener la expansión del coronavirus. Sin ir más lejos les diré que, en mi país, si el gobierno decreta el confinamiento de la población en sus hogares, muy pocas personas obedecerán. Soy consciente de que lo que estoy escribiendo es impopular y de que voy a recibir fuertes críticas, pero es necesario hacer un ejercicio de honradez y nuestras autoridades harán bien en planear sus acciones basándose en el análisis frío más que en el deseo de cómo les gustaría que fuesen las cosas. Les recuerdo que, cuando mi ciudad fue golpeada por el terrorismo islamista, la primera reacción de la población (incitada por sus políticos) fue manifestarse en las calles de manera multitudinaria, un bello pero arriesgado gesto que daba pie a que esos días de caos fuesen escenario de una mayor catástrofe.
Creo que estamos cometiendo un grave error en nuestra estrategia de comunicación. Por un lado, los gobiernos occidentales deben asumir que la situación es la que es, que el pueblo debe conocer que el COVID-19 es un asunto muy serio sin controlar; por otro lado, debemos mejorar la coordinación entre la Unión Europea y China. Debemos conocer que el COVID-19 no se puede abordar desde una óptica basada en satisfacer a la opinión pública, se requiere máxima efectividad.
El debate, a día de hoy, en los medios de comunicación, está en la distinción entre “epidemia” y “pandemia”, no en los protocolos de actuación, apenas está en las soluciones al problema. ¿Qué se gana en perderse en lo accesorio cuando la urgencia es parar el avance del COVID-19? Actualmente, pocas ciudades anulan los eventos deportivos de masas y los actos festivos multitudinarios. ¿Por qué no se prepara a la población para el día después, si la enfermedad se expande en nuestro territorio? Habría que implementar el Estado de Emergencia donde la situación es grave. ¿Qué pasará con los suministros de bienes básicos? ¿Hay un plan para escolarizar vía Internet? Me parece que ahora, como empieza a afectar mucho a la economía y a la sanidad pública, las autoridades europeas deben aprovechar las enseñanzas que nos ha dado China lo antes posible, sin escatimar esfuerzos en la contención de la enfermedad.
Evitar la discriminación y colaborar juntos.
En la medida en que aumenta el número de infectados europeos, se están dando casos de discriminación contra los chinos y se oyen algunas voces xenófobas, mas son casos puntuales y temporales. El odio al diferente es una lacra de la que nuestro continente aún no se ha librado, pero la mayor parte de la población joven es mucho más tolerante y está abierta al intercambio cultural. Hoy comí en un restaurante chino del centro de Barcelona y, viendo el ambiente del restaurante, lleno a rebosar, nadie podría distinguir entre quiénes eran locales y quiénes eran chinos.
En las Redes Sociales, muchos comentarios xenófobos haciendo humor sobre el COVID-19 carecen de malas intenciones. En España, cuando nos sucede algo terrible es muy común hacer chistes sobre ello. Es como si el sentido del humor nacional brotase para sobreponerse a las tragedias, lo que puede dar origen a malinterpretaciones. En cuanto al centro del continente, el nazismo dejó cicatrices muy dolorosas que las nuevas generaciones no están dispuestas a olvidar, de manera que en las escuelas se pone mucho cuidado en detectar y en evitar la xenofobia. Por tanto, aunque hay voces xenófobas, estas ni cuentan ahora con el respaldo de la opinión pública europea ni pienso que lo vayan a tener en el futuro.
En esto, los españoles llevamos aprendida una buena lección. La llamada “gripe española”, en 1918, mató a más de 40 millones de personas. Curiosamente, la gripe poco tenía que ver con mi país (suele aceptarse que el origen estuvo en Estados Unidos). Esta lección que nos dio la historia nos ha ayudado a ser rápidos desechando el término “gripe de Wuhan”, pues la semiótica indica que “toda expresión sobre algo significa algo para alguien” y esas palabras culpabilizaban a once millones de personas que eran tan víctimas como cualquier otro habitante del planeta, lo que es injusto. Debemos unirnos más ante las grandes amenazas, nuestro aprecio y respeto hacia las personas de Wuhan son máximos.
Habrá, como decíamos, miembros de la sociedad que no estén dispuestos a respetar las normas básicas de convivencia, pero esa minoría no goza de prestigio. Lo que sí prestigia mucho a nuestros ojos es la responsabilidad. En mi ciudad llamó mucho la atención que centenares de ciudadanos chinos pasasen cuarentenas voluntarias tras haber venido a Barcelona en vuelos desde China en fechas recientes. Ha calado profundamente, en los demás barceloneses, que estas personas, generosamente, tomasen por sí mismos la decisión de encerrarse para protegernos del avance de la enfermedad. Suele decirse que no todos los héroes llevan capa, y en mi opinión, ellos son héroes. Para nosotros, se abre un interrogante no trivial: ¿habríamos sido capaces de actuar así en una situación análoga? Es una cuestión sobre la cual todos los europeos de buena voluntad deberíamos reflexionar en conciencia.
Porque, en definitiva, la supervivencia frente a esta amenaza mundial está en la responsabilidad: su gobierno ha puesto todos los medios y máxima transparencia para contener la enfermedad. En mi opinión, Europa debería fortalecer la colaboración con China en prevención y control del coronavirus.
A continuación, la versión del artículo en chino mandarín, tal como ha sido publicada por el Global Times (en papel y en digital).
抗击疫情,欧中要紧密携手
乔尔豪.阿古德罗(Jorge I.Aguadero Casado)
随着新冠病毒在意大利的快速传播,欧洲内部的自由流通体系受到质疑。病毒不讲道德,因此保持无障碍通关的边界,包括各国内部的人员自由流动都会带来危险。这种风险是否可控由病毒学家判断,但最终由我们的政治家决定。考虑到从发现新冠肺炎确诊病例后至今欧洲国家所采取的防控措施,笔者对欧洲能否防控住疫情忧心忡忡。
随着新冠病毒在意大利的快速传播,欧洲内部的自由流通体系受到质疑。病毒不讲道德,因此保持无障碍通关的边界,包括各国内部的人员自由流动都会带来危险。这种风险是否可控由病毒学家判断,但最终由我们的政治家决定。考虑到从发现新冠肺炎确诊病例后至今欧洲国家所采取的防控措施,笔者对欧洲能否防控住疫情忧心忡忡。
防控疫情是“试金石”
这种感觉基于这样一个事实,即尽管中国举全国之力与新冠疫情斗争,但在欧洲传播的信息是:新冠病毒并不可怕,每年普通流感令更多人丧生,而我们也没有对普通流感采取特别措施。然而,有没有人想过中国政府为对抗新冠病毒牺牲短期的经济发展难道是一时意气?
可惜不少欧洲人包括受过教育的成年人都认为,这一切是为了促进口罩和疫苗销售的手段。鉴于这点,我认为眼下欧洲在疫情防控方面面临着巨大的危险,因为这几周欧洲就是眼看着疫情快速扩散,因为担心防控疫情要付出大量工作就不采取有效的措施,而寄希望于有“魔法”让冠状病毒不会越过我们边界,就如一个知道过不了考试的孩子,在考试日不去学校一样。
意大利的情况应该使我们重新考虑边境管制。但是这必须是整个欧洲的通盘考虑,而不是简单的头痛医头脚痛医脚。欧洲面临一个“试金石”,它将衡量我们应对危机的能力。在因英国脱欧而欧盟成员彼此存疑时,我们能经受住这次考验吗?
问题出在哪里?
对这个重要问题有两种解读:乐观和悲观。我愿意相信我们能克服这个困难,因为它将会使我们更强大。然而,我们做好准备了吗?没有。这并不是对我们卫生系统的批评,事实上,从葡萄牙到罗马尼亚,卫生系统都是我们社会的支柱之一。我们的医护人员非常优秀,医疗设施一流。那么问题出在哪里?更多可能是性格和观念的问题。
绝大多数欧洲人在生活中对个人自由更为崇尚,但这与防控新冠病毒的传播似乎会发生一些冲突。在西班牙,如果政府要求民众在家不出门,选择服从的人可能只是少数。我知道这样说在西班牙不受欢迎,但我们的政府应该根据客观事实,而不是主观意愿采取行动。记得不久前当我所在的城市遭受恐怖袭击时,市民的第一反应是在街头游行(因政客们的煽动),导致了当时的混乱,反而造成了更大的灾难。
在沟通策略上,我们也在犯严重的错误。一方面,欧盟应该知道局势正在变得更加糟糕,应告知民众新冠病毒一旦不受控制是非常可怕的;另一方面,欧盟应加强和中国的合作,共同抗疫战胜疾病。但欧盟并没有这样做。我们必须认识到,新冠病毒的传播不会因当局采取的举措是否让公众喜欢而停止 ,战胜它需要有效迅速的措施。
时至今日,我们的媒体上还在纠结于新冠肺炎是“流行病”还是“大流行病”,而不是该怎么行动。关于如何直接解决问题的讨论非常少,当应对新冠病毒迫在眉睫时执着于枝节问题有意义吗?目前只有极少数欧洲大城市取消体育赛事、节日庆典等人员聚集活动,当疾病刚蔓延到我们的国土时,为什么不及时分散人群呢?有些疫情高发的地方应该实施紧急状态,但非常时期生活必需品供应的计划呢?学校的线上教学计划呢?现在看来,只有当疫情严重影响卫生安全和经济时,欧洲各国政府才会认真对待这一问题。我认为欧盟应尽早借鉴中国的防控经验,竭尽全力遏制疫情扩散。
摒弃歧视,携手合作
在近段时间,欧洲一些地方出现了对华人的歧视以及排华声音,但必须说这都是个例和暂时的。对异己的排斥是一些欧洲人尚未改正的毛病,好在欧洲的新一代对不同的文化更加包容也更开放。我经常在巴塞罗那市中心的一家中餐馆就餐,餐馆里的上座率人很高,而且根本不会区分谁是当地人谁是中国人。
在社交网络上,大多数欧洲网友看似“排外”的言辞其实并无恶意,只是开新冠病毒的玩笑。在南欧,当发生可怕的事情时,开玩笑是很常见的,好像幽默感可以战胜悲剧,当然这可能引起误会。至于在欧洲中部,纳粹主义留下了非常痛苦的伤痕,所以学校都非常注意教育学生避免排外的言语和行动。因此,尽管社交媒体上有少数排华的声音,但并没有欧洲公众舆论的支持,将来也不会有。另一方面,我们政府在现实生活中,决不能对某些华人在欧洲受到威胁和侮辱采取放纵的态度。
西班牙人有过很好的教训。1918年,所谓的“西班牙流感”造成约4000万人死亡,但流感源于美国,和西班牙无关。这一教训使我们在这次事件初期就拒绝“武汉肺炎”的说法,因为这一说法是在1100万与地球上其他居民一样的受害者伤口上撒盐,这不公平。面对病毒威胁时,我们应该更团结,我们应对武汉人民这次作出的牺牲和努力献上最大的敬意。
众所周知,总会有少数社会成员不尊重基本的共存规则,但公众鄙视那些行为。我们最欣赏的是责任。在巴塞罗那,我们注意到最近不少从中国来的人为保护他人免受病毒攻击,而主动地进行了十四天的自我隔离,“不是所有的英雄都披着斗篷”,我认为这些中国人就是“没披斗篷”的平凡英雄。作为欧洲人,我们应扪心自问:我们是否能在类似情况下采取这种行动?这是每一个有良知的欧洲人都该自省的问题。
总之,战胜这次全球威胁关键在于责任。中国政府采取一切手段及最大的透明度来控制疾病。在疫情发生的第一时间通报世卫组织及各国。中国也愿意将自己的经验与世界共享,包括防控、救治和药物方面。欧洲应该在防控疫情方面加强与中国的合作。